miércoles, 7 de mayo de 2008

Jesús te ama, pero tápate la cara

Paseando por Granada, me encontré con este maniquí. ¿Por qué será que los de la tienda han tapado la cara al portador de la camiseta 'Jesús te ama'?
La foto no es muy buena, porque por delante habiá un cristal, lo siento.

No me canso de visitar Granada



Estábamos desayunando en una cafetería de Granada en la calle Elvira, cuando entraron dos guiris buscando el servicio. Sin preguntarles si iban a consumir, el camarero les indicó amablemente. ¡Qué diferencia con Toledo! Aquí parece que la rancia Federación de Hostelería da instrucciones a los camareros para que sean desagradables.
Luego está también el tema de las tapas... Claro, y la diferencia de ambiente y de gente tomando algo en la calle es bestial.
Siempre que voy a Granada, intento pasarme por cinco sitios que para mí tienen algo especial.
El zoco, junto a la Catedral es un torbellino de colorido. Para empezar, un consejo, acude siempre con las manos en los bolsillos, y cuando lleguen las gitanas con la ramita, diles que ya te ha leído la mano su hermana. Luego, aún sin saber regatear, sacas buenos precios a lo que quieras comprar. Pero basta con decir que no quieres algo un par de veces para que los vendedores, jugando como que estás regateando, te rebajen lo que quieres algo más.
Muy cerca, en la calle de las teterías, Caldería Nueva, me encanta particularmente una llamada As-Sirat. Tanto la decoración, como el trato y, por supuesto, los tes, son buenísimos. Mi favorito es el nazarí con hielo y mucho, mucho, y digo mucho azúcar.
La tercera parada es el mirador de San Nicolás, evidentemente, desde el que se ve una de las mejores vistas de la Alhambra, con Sierra Morena al fondo. No incluyo esta en el repertorio, porque no siempre tengo tiempo ni dinero para acudir.
Para comer o cenar, cerca de la Puerta Nueva, me gusta ir al retaurante de la Porrona, enorme mujer, la simpatía en persona, a la que tienes que dejar que te aconseje las tapas que comas. Buen trato y muy barato el lugar, en un entorno privilegiado con mesitas en la calle. Lástima que en mi última visita estuvieran preparando las Cruces y no pudiéramos disfrutar de la tortilla porrona.
Y para terminar, no te puedes perder los baños del Aljibe de San Miguel. Una auténtica gozada de cambios de temperatura, tes y masajes. A mí me encanta pasar del agua ardiendo a la helada y al revés. La primera vez impresiona, pero después...
Y no quiero hablar de los bares de noche, de las calles Elvira y Pedro Antonio de Alarcón, del Rabo de Toro o el Enano Rojo.